Me gusta mostrarme

Aunque fuí muy recatada desde niña, en alguna ocasión noté que me observaban cuando …

Tenía yo 18 años y ya estaba bastante desarrollada. De hecho había modelado en pasarela vestidos de baño y había participado en un concurso de cuerpos. No gané pero llegué a la final. Sin embargo, pese a todo, sentía que mi busto era muy grande y trataba de ocultarlo. Había tenido novios sin ir muy lejos y todos querían casi desde el principio cogerme las tetas. Sin saber cómo uno de ellos un día entre copa y copa logró meterme la mano y me masturbó. Esa fue mi primera «experiencia sexual«. No sentí nada, sólo susto.

En mi cuarto que compartía con mi hermana, sólo teníamos cortina de velo que con la luz encendida permitía ver todo desde afuera. Pero como no había ventanas muy próximas, nunca nos preocupábamos y nos desvestíamos con desenfado.

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No había nunca pensando en que alguien me viera independientemente que me gusta que me admiren y la verdad, sentirme deseada. Una madrugada volviendo de una fiesta estaba tan cansada que me desnudé completamente y me tiré en la cama sin siquiera apagar la luz. Ya entre sueños escuché ruidos de voces y sentí miedo. Al poner atención noté que había movimientos de los árboles del patio de casa.

Me incorporé sin mirar a la ventana y salí de la habitación. Entré a la habitación de mi hermano que estaba completamente oscura y miré hacia fuera. Mi sorpresa fue enorme : a esa hora había 3 o 4 vecinos subidos al árbol desde donde se veía perfectamente mi habitación.

Me sonrojé enormemente y pensé en cuantas veces me habrían visto. Esperé unos instantes, entré de nuevo a mi habitación y me cubrí con la sábana hasta que me dormí. En esos días recordé lo sucedido y mi rabia se fue transformando en una sensación de placer morboso. Fue entonces que me empecé a desvestir directamente frente a la ventana deseando que estuvieran allí mirándome y me paseaba por todo el cuarto desnuda.

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Días después me miraba al espejo y me acariciaba los senos y el pubis. No sé si me observaban pero mi calentura iba en aumento cada vez que lo repetía.

Hoy tengo 27 años y, durante estos últimos años, no he escatimado oportunidad de mostrar. En la playa me fascina el topless. Esa sensación de sentir cientos de miradas en las tetas me calienta más que una caricia directa. Cuando llego y empiezo el lento rto de desabrocharme el sostén acostada boca abajo, luego me incorporo ocultando mis senos con los brazos y, lenta muy lentamente los voy mostrando hasta que me acuesto y los dejo expuestos a todas las miradas de toda índole siento como se humedece mi vagina y cerrando los ojos imagino que me morbosean, que se masturban mirándome que me tocan y hasta me lo meten.

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